Foto gentileza de Gastón Isaak |
La felicidad no es susceptible por su carácter efímero y distractor, pero con el tiempo cuando la experiencia le quita pulsaciones a las emociones, ahí aparece un hueco hacia la reflexión, hay un oasis que nos permite saborear su placer. Los números redondos suele ser una de las puertas hacía esta excepción sobre todo cuando las gotas de la felicidad se derraman lenta pero constantemente en nuestra cotideaneidad. Cómo explicarlo de una forma más clara, es como la sonrisa de la vieja, está ahí siempre, palpable, al alcance de nuestra gloria pero muchas veces pasa desapercibida ante nuestros corazones persuadidos por vaya a saber qué ilusión. Bueno, los números redondos tienen cierto convenio que nos despabila de ese hechizo cruel y por un momentos admiramos las cosas simples. El fútbol, también se arremete contra nuestras pequeñas felicidades. Por eso hay que estar atentos cuando los números nos avisan que detrás de ellos se arrastran miles de sentimientos de amistad, millones de consuelos en firma de abrazos, infinitas alegrías que persiguiendo a la pelota logramos nosotros, que somos, nada más y nada menos, que nosotros, los que juntos pateamos con un fin en común y una camiseta que nos identifica. El sábado Hugo Andrés Silva, "H" para el pueblo lifunero, llegó a su gol número 100. Estoy seguro que si hubiese sido el 93 o el 48, no hubiese sido igual, porque si bien lo hizo con la misma alegría que los otros, su redondez le trajo un crisol de recuerdos. Esos que él mamó desde pibe cuando vio a su familia y a sus locos amigos fundar desde sus ganas un club que hoy abraza la ilusión de cientos de niños, niñas y adultos. Porque ese número le regaló cientos de recuerdos de lazos fraternos, historias de esfuerzos con éxitos y con tristezas. Desde El Valle Futbolero festejamos el 100 porque gracias a ese tanto, H recibió el reconocimiento de propios y extraños, hinchas, compañeros y rivales de una u otra manera sintieron en esa emoción que se logra con esfuerzo, talento y sacrificio. Tal vez, Huguito no se dio cuenta por el éxtasis del momento pero desde una estrella cercana aún resuenan los aplausos de aquel que ya llegó a los 100 7 años atrás y que desde allá se alegra por el presente de su amigo.
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