En astronomía el cenit es el punto del hemisferio celeste ubicado sobre la vertical del observando, de este manera puede ser la situación del sol en el punto más alto de su elevación en el horizonte. Es un momento no muy frecuente. El apogeo es el punto en la órbita de un satélite en el que existe mayor distancia con respecto al centro de la tierra. Estos momentos especiales en los que se llega a su máximo grado de perfección, intensidad o grandeza, no solo se dan en la astronomía, también podemos encontrar su parangón en el fútbol. Pese a su vulgaridad este populoso deporte acarrea tantas historias personales y colectivas, que arrastra a la vida misma, y esta concatenación de emociones, algunas veces eclosionan juntas en forma simultánea en un mismo tiempo y en un mismo lugar. Son momentos tan intensos que eternizan esos efímeros 90 minutos en leyendas que traspasan generaciones.
Pero aunque muchos quieran soslayar la veta azarosa de este juego, nada es casualidad, tras una hazaña futbolera siempre habrá un cúmulo de sacrificio capaz de edificar y dignificar tal proeza. Son esos momentos donde la realidad parece superar los sueños, donde la emoción es tan grande que no basta un corazón para propulsar tan noble sentir; y es normal que así sea porque esa mágica sensación es producto del esfuerzo de muchos, por eso cada uno de sus intérpretes se ve rebasado de felicidad. La alegría es tan grande, que no se puede saborear en soledad, es necesario compartirla porque su origen es fruto del cooperativismo altruista e ingenuo. La Academia Pillmatún, no tiene hinchas, tiene familias que aman al club, personas que no se sienten individuos, si no parte de un colectivo humilde, un equipo de soñadores. Familias que le dan vida al Club. Las lágrimas no son solo porque nunca salieron campeones, o porque derrotaron al equipo más ganador, o porque lo hicieron con una diferencia nunca antes vista, o porque tuvieron que esperar hasta marzo del año siguiente al inicio del torneo para consagrarse, por supuesto que eso emociona, pero lo que siente cada persona que grita detrás de ese alambrado o dentro de la cancha con una camiseta celeste, es producto de un sentimiento forjado desde lo más profundo del alma. Lo que impulsa esas sensaciones de abrumadora felicidad son sus vínculos y el esfuerzo realizado durante tanto tiempo y verlo convertido en 90 minutos milagrosos y tan reales como el eco de sus voces entrando en sus venas para que ese Dale Campeón se tatue en sus corazones. El cenit futbolero o el apogeo futbolero existen, yo les puedo asegurar que el jueves en la cancha de Unión, jugadores, técnicos, dirigentes y familiares de Pillma, lo vivieron, lo palpitaron, lo sintieron y nunca lo olvidarán. Sin lugar a dudas, se lo merecían.
Hermoso desarrollo y palabras exactas del momento vivido.
ResponderEliminarFelicitaciones Pillmatun